En Resistencia, inserción laboral con mirada de género a la espera del Encuentro de Mujeres
La asociación civil Nora tiene una base cooperativista y activista en la capital chaqueña. Sus fundadoras buscan la meta de construir un espacio de libre pensamiento y actividades culturales con perspectiva de género. Con el espacio gastronómico La Comilona como partida, este año quieren expandirse a otras poblaciones y saberes. Y se preparan para recibir al Encuentro Nacional de Mujeres.
La asociación civil Nora y su principal eje de trabajo, el espacio gastronómico La Comilona que funciona en French 558 de Resistencia, es el producto de una labor previa desde el cooperativismo y la formación en pos de lo humanitario. Este año decidieron darle una renovación al perfil de la cooperativa. Una nueva etapa en sus objetivos integradores acerca a este lugar a las capacitaciones y la integración para personas víctimas de violencia de género.
El lugar surgió primero como una idea, allá por 2011, con el objetivo de enseñar, formar, mostrar posibilidades. Es así como lo describe la presidenta de la asociación civil que la sostiene, Nora Lezcano. Ella habló con el Diario de la Región sobre este proyecto. “Fueron varios años golpeando puertas pero entendimos que el aprendizaje no ocupa un lugar residual”, contó.
Sus actividades arrancaron cuando una federación de mutualistas les dio la posibilidad de iniciar un servicio gastronómico en el Servicio Penitenciario de la Provincia de Chaco para 30 personas. Es así como empezaron a dar cursos de formación orientados a poblaciones relegadas.
“Amigas lesbianas que por su elección, por decidir sobre su cuerpo y su vestimenta (fueron relegadas), amigas de la comunidad trans que salían del riesgo de la calle, mujeres mayores que han olvidado su condición de mujer (en pos de funciones para otros)”, enumeró. “Era la posibilidad de que se dignifiquen con un grupo común”, agregó.
En octubre de 2011, empezaron a trabajar. Su actividad duró un mes “por complicaciones a nivel gobierno”, explicó, aunque “fue un aprendizaje, no hubo más voluntades, se venía un cambio de gobierno que tampoco nos garantizaba la continuidad”, aseveró.
Ante esta situación, otra colega les ofreció la propuesta de cederles a este grupo de mujeres un espacio físico que contaba con los equipamientos gastronómicos necesarios. Así arrancaron nuevamente a modo cooperativo para que no se corte la línea de trabajo que ya tenían forjado. “Seguimos con una parte de ese grupo y quedamos en contacto con las demás, ya que muchos sueños se subieron a este proyecto”, dijo.
Así se abre el espacio actual de La Comilona, a través de la asociación civil Nora. Este grupo luchó para que este año se le pudiera renovar la personería jurídica, ahora con una visión más establecida de a qué población dirigirse. Es así como detallan que, por medio de proyectos socio-educativos, el objetivo es generar inserción laboral con perspectiva de género. Y es que, como aclara Nora Lezcano, se trabaja con capacitaciones con salida laboral orientadas a las personas víctimas de violencia de género y personas con y sin discapacidades. “Apunté a esos grupos que se les cree como minoría, pero que siempre tienen ganan de salir de su zona de confort, porque somos muchos pero es el Estado quien las oprime”, contó.
La asociación civil Nora trabaja en capacitaciones diversas como diseño gráfico, herrería, panadería, corte y confección, electricidad, electrónica, manualidades y muchas más. La Comilona es su servicio gastronómico y la “pata más fuerte y querida” de la asociación, además del lugar dónde varias de las integrantes fundadoras continúan trabajando.
Lezcano explica con mucha calidez que el local empezó a alimentarse y a forjar en una mixtura de amor por el trabajo y por lo que se hace, para dar y servir. “Principalmente, uno de los lemas es el servicio a las compañeras feministas, a las que buscamos un espacio donde nos sintamos cómodas, en el que podamos seguir con nuestro activismo”, argumenta; y hace hincapié en su causa, que es el activismo lésbico. “Tenemos que acentuar un espacio y en un lugar común”, subraya.
¿Pero por qué trabajar en producir comida? Nora da una mirada integral, no como un trabajo más, sino con una explicación metafísica. “Porque es el medio de crecimiento de vida, la nutrición del ser humano es el alimento, da vida”, explicó, “es alimento para el cuerpo, pero también alimento de amor y conocimiento, así el ser está completo”, destaca.
Talleres y capacitaciones
Mientras, en La Comilona se llevaron a cabo espacios bien distintos como un ciclo de cine debate que apuntó a la reflexión por las identidades sexuales, las relaciones afectivas, problemáticas y miradas de la comunidad Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans, Intersexuales y Queers (LTGBIQ) de Resistencia y un taller de confección de toallitas femeninas que apuntó al empoderamiento del cuerpo de las mujeres y el conocimiento de la ginecología natural. Además, continúa cada 15 días otro taller de lectura lesbofeminista.
También la asociación se alió a otras instituciones para elaborar proyectos de inclusión laboral que ya se encuentran funcionando. Junto al Observatorio Permanente de Organizaciones Civiles y Sociales Integrales de la provincia de Chaco (mujeres, género y personas con discapacidades) abrieron capacitaciones semanales. Una de electrónica general, otra de reparación de computadoras y reciclado tecnológico en el negocio Tecnova Service. Además, otra de manualidades y artesanías junto a la asociación María Montessori.
Con La Comilona, además, abrieron espacios de aprendizaje en cáterin, pastelería y cocina. Es en el establecimiento María Montessori donde se realizan las capacitaciones.
Concretando metas
La Comilona pretende avanzar este año sobre las bases desde la que fue creada, la gastronomía, pero también con el cooperativismo y el activismo. Esto “se venía perfilando hace un buen tiempo, hubo una meseta porque el tiempo comercial te pasa por arriba”, comenta Nora. “Es complejo cuando te vas por el lado humanitario o de emprendimiento social en un sistema capitalista”, confirma.
Cuenta también que en 2016 quedaron con una mínima clientela y “nunca terminó de aflorar bien la verdadera identidad de lo que es”. Pero el cambio real vino luego de octubre de 2016, cuando se decidió que Chaco será sede este año del Encuentro Nacional de Mujeres.
“Empezamos una reorganización” del equipo y el lugar, relató. “La Comilona va a ser parte del Encuentro y es parte de un movimiento feminista. Su madrina de corazón y fundadora lo es y siempre se transparentó esa imagen”, afirmó Lezcano.
Resaltó en otra parte del diálogo que este lugar se fue formando como ellas querían y no como copia de algo que ya se hizo, que transmuta y aprende en todo momento, que no pretende ser rígido. “La meta es que la cooperativa pueda dar trabajo y refugio a 30 mujeres”, expresó. En este sentido, resaltó que en los últimos meses ya se sumaron mujeres nuevas al emprendimiento y habrá un relanzamiento a finales de abril.
Ahora que “está teniendo gente afín, gente que vibra en la misma frecuencia que este espacio, que viene con su semilla y empieza a aportar”, la idea es que eso se pueda compartir, y es por eso que continúan con una agenda de actividades diversas, pero siempre desde una mirada inclusiva y humanitaria.
Fuente: Cooperativa La Prensa – Diario de la Regiòn – Foto: Nora Lezcano