No la tiene nada fácil el rubro gastronómico

Aunque el cierre de El Viejo Café no es una alternativa para la familia cooperativa, sí atraviesa una de sus peores crisis en medio de un contexto recesivo y adverso por la estrepitosa caída del consumo y los altos costos que debe asumir la empresa recuperada.

“El cierre de El Viejo Café es un fantasma siempre en la puerta”, se lamenta Roberto Romero, presidente de la empresa que recuperaran los trabajadores hace 16 años atrás en la capital chaqueña de Resistencia.

La Cooperativa de Trabajo Viejo Café Ltda. atraviesa uno de sus peores momentos en medio de la crisis socioeconómica y la creciente recesión que atraviesa al país. “Siempre comento que hace unos años atrás, venían a disfrutar de nuestros espectáculos de los fines de semana y lo hacían temprano, cenaban algo y luego se quedaban para el baile. Ahora, vienen tarde, cenan en sus casas. Pero lo que se ve es que de todos lados se están cuidando de ese gasto justamente por la situación que se está atravesando. Para nosotros es muy complicado salir adelante. Tenemos un feroz aumento en las tarifas de luz, de agua; aumento en los costos de mercadería. Y uno no puede volcar esos aumentos para solventar los gastos a los clientes. Entonces una parte es para el cliente y otra para nosotros”, explicó el cooperativista.

Los retiros mensuales de los asociados -lo que se corresponde a un salario en cualquier empresa comercial- vienen disminuyendo de un tiempo a esta parte. “Han bajado mucho las utilidades, mucho, se nota”, añadió Romero. “Si usted aprecia en este momento cómo está el café, en otros momentos había jugo de naranja, carlitos, un café; a la mañana se hacían desayunos de trabajo, se juntaban y había una vuelta o dos de café, ahora uno o dos toman café, los otros escuchan y se retiran. No hay consumo”, reiteró.

Respecto del cierre de la cooperativa de trabajo, que se rumoreó en los últimos días, aseguró que no es una alternativa que se esté analizando puertas adentro. “Estamos buscando la forma de pararlo, somos ocho familias que trabajamos aquí, no es uno que va a quedar sin trabajo. Y si cerramos, ¿adónde vamos, qué hacemos? Lo que hicimos fue bajar el ingreso que teníamos, que era un promedio de salario, así entre todos ponemos algo para ir cubriendo, tenemos que juntar 25 mil pesos para una boleta de luz”, comentó.

“Nosotros nos mantenemos con lo genuino, no fuimos a ver a nadie por un subsidio, un préstamo. Siempre nos mantuvimos de esa manera, pero en este contexto es para golpear un poquito las puertas porque como no hay ingreso de clientes no podemos hacer más”, aseguró.

No obstante el complejo panorama que describió el dirigente de la cooperativa gastronómica, remarcó que todas las familias que la componen “somos optimistas”. “Pensamos que va a mejorar, que pasó la tormenta, queremos que pase. Acá todos tenemos ganas de trabajar, más allá de ganas, necesidad. Pero no podemos. Sí tenemos una muy buena relación con la gente que nos alquila, con la que cumplimos 16 años y hoy nos están apoyando. Esta es una empresa seria, también los proveedores nos colaboran, bajándonos mercaderías y estableciendo un pago a lo largo de la semana. Es una bicicleta pero si nos siguen apretando se va a hacer insostenible”, recalcó.

Fuente: El Diario de la Región, producido por la Cooperativa de Trabajo La Prensa, asociada a la Federación Fadiccra.