Con ladrillos entrerrianos, Scholas Ocurrentes levantará una capilla en la Villa 31
Un grupo de ladrilleros entrerrianos trabaja en la fabricación de 40 mil ladrillos, con los cuales se edificará una capilla en la Villa 31, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, por iniciativa la entidad internacional sin fines de lucro impulsada por el papa Francisco.
El sumo pontífice ya bendijo el ladrillo con el que se iniciará la obra, cuando recibió hace poco en el Vaticano a una delegación de la Unión Obrera Ladrillera de la República Argentina (Uolra). La pieza fue moldeada por Julio Alegre, quien forma parte del personal de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) y se dedica desde hace más de 25 años a la actividad, con los conocimientos heredados de sus abuelos, que también fueron ladrilleros.
“Me puso muy contento ver que un ladrillo hecho por mí fue bendecido por el Papa”, relató el trabajador, a la vez que comentó que aún no hay una fecha definida para empezar la obra de la Villa 31, ya que todavía deben resolver la logística del flete para transportar el cargamento a Buenos Aires.
Alegre forma parte de una agrupación a la que denominaron Ladrilleros de Paraná, donde compran en conjunto los insumos y la materia prima que precisan, producen y comercializan. Con pasos lentos pero firmes están realizando las gestiones para conformarse como cooperativa. Son 16 en total y conocen el oficio desde muy jóvenes.
Los trabajadores saben lo que es levantarse de madrugada para empezar la producción y con cruentas heladas procesar la mezcla a la intemperie. También lo que es estar al lado del horno con una temperatura cercana a los 900° en pleno verano, con calores sofocantes, y si hay un pedido urgente sacar la carga sin poder enfriarla lo suficiente, casi al rojo vivo, y aguantar la quemazón en las manos con tal de poder ubicarla pronto.
Es un trabajo sacrificado, de extensas jornadas laborales, sin descansos de fin de semana ni feriados. “Los únicos días de descanso es si llueve, que es cuando no podemos trabajar. Es bravo, pero es lo que sé y me gusta hacer”, refirió Alegre.
La precarización siempre formó parte del rubro y hasta hace poco, cuando empezaron a organizarse de la mano de la Uolra Entre Ríos, no tenían obra social ni acceso a otros beneficios, con derechos elementales postergados y en muchos casos con la dignidad mancillada.
Alegre alcanza a sacar unos 1.000 ladrillos mensuales. Ahora que la construcción está parada cuesta más llegar a fin de mes. Con su esposa, que participa en el programa Ellas hacen, logran sustentar la familia: “Tenemos tres hijas, de 9, 7 y 2 años”, señaló. Su realidad es similar a la de alrededor de 3.000 trabajadores vinculados a la actividad en la provincia.
La Cooperativa de Trabajo Fátima, el modelo a seguir
Por ahora en Entre Ríos hay una sola cooperativa conformada y en regla, que está en Santa Elena, pero hay otras con las que se avanza para que la informalidad y los intermediarios no terminen corroyendo el fruto del trabajo de quienes ponen las manos y el cuerpo entero para transformar el barro en mercancía y de esta manera tener la oportunidad de ganarse el pan de cada día.
Federico Feltes, el delegado de la Uolra en Entre Ríos, dijo al respecto: “Con matrícula tenemos la Cooperativa Fátima, de Santa Elena, pero después hay otras en gestión en Federal, en Victoria y Paraná. Estamos terminando de presentar los papeles de otra en Gualeguay también, así que avanzamos bastante en la organización de los trabajadores del sistema cooperativo”.
A su vez, señaló que “la de los ladrilleros es una actividad milenaria, pero con trabajadores postergados, olvidados, excluidos, y como dice el Papa, descartados del sistema. A partir de que se empezó a desarrollar la herramienta sindical y la organización de los trabajadores se fueron generando otras políticas, porque es un trabajo muy digno, de mucho esfuerzo, y lo que hacen falta son derechos”.
Entre los logros, se destaca la aprobación de la Ley provincial 10.366 en 2015, que crea el Registro de Ladrilleros Artesanales en Entre Ríos, que permite conocer diversos aspectos del sector.
“También los afiliados ahora cuentan con una obra social, y hemos firmado convenios con diferentes entidades del Estado para mejorar la labor, y en la Universidad Autónoma de Entre Ríos (Uader) presentamos tres proyectos, sobre investigación del suelo, administración de los parques ladrilleros y producción de herramientas para la actividad. Que esto se haya aprobado es para nosotros un avance muy importante, y ya estamos articulando acciones con los ministerios de Trabajo de la Provincia y de Nación”, destacó el dirigente.
Si bien resaltó los avances, admitió que “todavía nos falta muchísimo. En esta última etapa nos cuesta, porque la construcción ha caído mucho porcentualmente y nosotros automáticamente hemos dejado de vender ladrillos. En el eslabón de la cadena de producción nosotros somos los perjudicados por esa baja”.
Feltes destaca que los estados provincial y municipal deberían priorizar la compra de los ladrillos que se elaboran a nivel local o regional para las obras: “Los adquieren en empresas de Córdoba”, lamentó.
Cifras
El trabajador indicó que en Paraná hay alrededor de 70 hornos ladrilleros, y en la provincia están registrados cerca de 700 productores de ladrillos. “Hay lugares donde se concentra la actividad, como por ejemplo en Santa Elena, que es una localidad mucho más chica que Paraná, contamos 75 hornos. Se estima que son más de 3.000 los trabajadores relacionados al sector ladrillero”, señaló.
“En un informe que hicimos hace dos años con el Ministerio de Trabajo de la Nación calculamos que 28 hornos ladrilleros producen 3,2 millones de ladrillos anuales, pero la ganancia se la quedan los intermediarios. Por eso es muy importante que nos hayamos organizado en cooperativas”, subrayó.
Fuente: Prensa Ipcymer.