Una cooperativa se suma al mapa gastronómico y cultural de Córdoba

“1936 Comida Saludable” está formada por once jóvenes cordobeses que autogestionan su negocio en el centro de la capital cordobesa, donde elaboran comida vegetariana y tradicional en mostrador.

En momentos de poca certidumbre, lo único seguro es que hay que tratar de mantener la fuente de trabajo. Y aunque a veces las condiciones son hostiles para cumplir ese objetivo, el modelo cooperativo no deja de ser una solución.

Con esa finalidad nació “1936 Comida Saludable”, restaurante que tiene la particularidad de que no sólo es gestionado por sus once jóvenes socios sino que ofrece un mix de productos de elaboración casera con un “toque gourmet”, caracterizado por sabores de distintos países e ingredientes -entre agroecológicos, vegetarianos y tradicionales- cuidadosamente seleccionados.

Ubicado en pleno centro de la ciudad de Córdoba, en calle San Jerónimo, el acogedor lugar es encuentro de comensales y, a la vez, espacio de venta en mostrador, delivery. Allí, los integrantes de la empresa tienen un gran proyecto: convertirse en un lugar para pequeños eventos culturales como muestras de arte, presentaciones de libros y recitales, entre otros.

¿Por qué “1936”?
El nombre alude a la fecha en que los trabajadores desarrollaron diversos procesos autogestionados durante la Guerra Civil Española. Así, con las fibras del cooperativismo en la sangre, los primeros tres socios comenzaron a organizarse, vendiendo sándwiches vegetarianos en la Ciudad Universitaria, para luego crecer y alquilar un primer espacio en común junto a otra cooperativa. Sin salida a la calle y en la zona del Mercado Norte, comenzaron a vender viandas más elaboradas.

Luego de ese paso, el año pasado la Cooperativa alquiló una parte del actual salón en el que se encuentran, lo que significó un salto cualitativo: apostar a una vidriera con local para iniciar el contacto directo con la gente.

“Desde el comienzo entendimos la autogestión, compramos las primeras herramientas y los insumos, y empezamos a dar los siguientes pasos para ser hoy once socios que llevan adelante ‘1936”, contó Santiago Rodigou, uno de los socios fundadores, quien tiene bajo su responsabilidad el área de Atención al público.

Redes de cooperación
La apertura de este espacio no sólo pretende incorporar un nuevo punto de interés al mapa gastronómico cordobés sino también poner en valor su fin social en concordancia con su identidad cooperativa.

“Es así que este lugar también funciona como almacén solidario, donde les damos la posibilidad a otras cooperativas de vender y mostrar sus productos, otorgando así acceso a la comercialización, algo que en arranque cuesta”, explicó Virginia Volpe, a cargo de Marketing y comunicación de la cooperativa.

Así, productos de cosmética natural de la cooperativa “Corteza de Chañar”, alfajores de algarroba producidos artesanalmente en Traslasierra, entre otros, se presentan en sus estanterías. Del mismo modo, en un rincón literario se muestran algunos libros producidos por una cooperativa editorial.

“Buscamos integrarnos entre las cooperativas, fortalecer nuestro crecimiento, vincularnos y generar una red de ayuda”, amplió Virginia. En este sentido, “1936…” forma parte del espacio Cooperativas Libertarias, junto con la cooperativa textil Waraka, donde articulan acciones de apoyo mutuo.

Pero fuera de la organización externa hacia el mundo cooperativo, la entidad también perfeccionó sus dinámicas internas, tanto que este año han definido los roles de cada socio. “Cada uno tiene una responsabilidad sobre un área en particular, las decisiones operativas se toman por área mientras que la resolución de problemas y los proyectos de crecimiento se tratan semanalmente en asamblea”, aclaró Rodigou.

Menú destacado
Los responsables de la empresa destacan que sus platos vegetarianos y tradicionales son elaborados con materia prima seleccionada y que buscan entregar una propuesta combinada de variedad nutricional, sabor y calidad. Ocasionalmente también preparan menúes a medida para los consumidores de los hospitales de la zona, que buscan comidas más saludables y sin sal.

“La gente una vez que prueba viene a comprarnos de nuevo. Por ejemplo, la sopa paraguaya, como entrada, es un éxito, del mismo modo las bolitas de garbanzo, las arepas (típicas de Colombia y Venezuela, con pan de harina de maíz), las hamburguesas de lenteja o mijo, el ratatouille de verduras gratinado y, como postre, el budín de pan y el brownie vegano”, relató Virginia.

Los menúes vegetarianos tienen un valor de $85; los que contienen carne, $95, y ambos incluyen postre. Además, se ofrecen otros platos con precios que no exceden $150.

Los integrantes de la cooperativa reconocen que actualmente la suba de los costos de los insumos genera un impacto negativo. La decisión del colectivo, no obstante, no es trasladar automáticamente los aumentos al importe del producto final. Al respecto, afirmaron que cada actualización de precio es pensada teniendo en cuenta tanto la sustentabilidad de la cooperativa como la posibilidad de compra del público, en su gran mayoría trabajadores de ese sector de la ciudad.

Fuente: Comercio y Justicia (Córdoba)-